En la presentación de este tomo, prologado por Elide Pittarello, el editor José Teruel ha explicado que las fechas de publicación no ofrecen 'una idea cabal' del proceso de composición de los seis títulos, pues en 1979 comenzó a escribir 'La reina de las nieves', que confluía con el inicio en la redacción de 'Nubosidad variable', en 1984. Ambas novelas pasaron a ser proyectos aplazados tras la muerte de su hija Marta en 1985. Cinco años después comenzó a publicar y no paró hasta el año 1998, mientras que 'Los parentescos' apareció un año después del fallecimiento de la escritora salmantina, el 23 de julio de 2000.
Emocionada, su hermana Ana recuerda esa última novela que 'hizo sufrir mucho a Carmen porque veía que le podía su personaje y la escritura' pero que era su última ilusión, y por eso 'dejó en ella mucho de sí misma, se atrevió más.
Ana Martín Gaite dice de Carmen que es 'inaudito que siga viva'. 'Era una mujer muy madura, muy reflexiva y también infantil, habría gozado con esta presentación como lo hacía cuando acudía a la Feria del Libro'.
Sobre sus preferencias, Ana escoge 'Retahílas' como 'la mejor' novela de su hermana, 'porque es un avance de lo que ha sido Carmen' y está recogida en el primer volumen de sus Obras Completas, mientras que de este segundo tomo novelístico se queda con 'Nubosidad variable'.
'Carmen no tenía ninguna preferida, ellas no quería saber nada de una novela. En cuanto la veía publicada se ponía a pensar en otra', ha destacado Ana, quien desde niña veía a su hermana con un lapicero y un bloc de notas en la mano y, en la cabeza, 'siempre el gorrito'.
I.
Revista
lunes, 6 de julio de 2009
Presentación del segundo tomo de las Obras Completas
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1 comentario:
Curiosamente tenía en mi librería juntas, como dándose abrigo, las tres novelas de las que habláis.
Al principio no me importaron las fechas, el primer libro que me llegó de Carmen fue "Nubosidad variable", me lo prestó una amiga, buena lectora, su opinión me daba confianza. Desde entonces no he podido dejar de leerla y después de leer y consultar mil veces sus "Cuadernos de todo" y, de enterarme por ellos, en parte, de su vida, cada vez que vuelvo a ella no dejo de asombrarme: ¡cómo desde el dolor más intenso se puede impregnar la escritura de sentido del humor y de esperanza!
No me extraña que su última novela la hiciera sufrir. Como dice Belén Gopegui en el prólogo de "Los parentescos":
"La mayor inteligencia, la que muy pocas personas se toman el trabajo de tener, exige no dar las cosas por sabidas". Y en otro párrafo:
"La diferencia entre un escritor mediano y un gran escritor es, a mi juicio, que el primero dice un niño mientras que el segundo sabe que no hay nunca un niño, que siempre es ese niño, ese niño con esos años, esa nariz, esa familia, con esa trama".
Ella supo mantener "la ira del nudo" y en este libro lo desató, pero también supo como nadie, como ella misma dice, en "El cuarto de atrás", un libro estudiado y para el estudio, mantener "esa capacidad de invención que nos hace sentirnos a salvo de la muerte".
Me alegro mucho de la reedicion de sus libros, ahora juntos en sus "Obras completas", libros para la juventud porque todas las generaciones nos volvemos a mirar en los espejos.
Saludos.
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