Todos los escritores del mundo tienen en lo alto de su vivienda un desván repleto de memoria hacia el que se sube por las escaleras del recuerdo sin moverse casi del sitio donde uno esté trabajando: basta elevar la cabeza interior, evocar cuanto se quiere, y ascender así por los escalones del pasado.
1 comentario:
Le agradecemos el enlace a nuestra Revista.
Un saludo muy cordial.
Publicar un comentario